Travesías y herencias africanas: Malambo (2001) de Lucía Charún-Illescas, novelista afroperuana

Por María Teresa Aedo

Es poco conocida la literatura escrita por afrodescendientes en la región andina. Por supuesto, personajes de origen africano son de larga data en la literatura y el teatro de las Américas (sin ir más lejos, ya aparecen en comedias de Sor Juana Inés de la Cruz, en la Nueva España del siglo XVII); igualmente, relatos y tradiciones discursivas africanas en América han existido desde los inicios de la forzada presencia africana, traída a nuestro continente por el tráfico de esclavos; pero los discursos literarios desde la experiencia histórica y la perspectiva de sujetos afrodescendientes son escasos, más aún si se trata de la escritura de una sujeta mujer.

Lucía Charún ha sido conocida como la primera novelista afroperuana por su novela Malambo, cuya primera edición en español es de 2001 (Lima: Universidad Nacional Federico Villarreal). El posicionamiento crítico del euro-etnocentrismo y del patriarcado colonialista desde el cual se escribe Malambo, hace de la novela una suerte de reconstrucción genealógica de los legados culturales, espirituales y lingüísticos que sobreviven entre las redes del poder y saber moderno colonial, sustentado tanto en la construcción de espacios físicos, sociales y mentales dicotómicos y jerárquicos, como en la definición de identidades fijas, igualmente jerarquizadas. Allí, quienes provienen de África se incorporan inicialmente sólo como “piezas” ofertadas en el mercado esclavista para el trabajo forzado.

Milagros Carazas, estudiosa de la literatura de mujeres afrodescendientes en Perú, escribe:

Malambo de Charún-Illescas es una novela que hace una relectura del pasado colonial evidenciando sobre todo los conflictos sociales (amo/esclavo), las luchas interétnicas (en especial, blanco/negro) y los procesos de mestizaje y sincretismo cultural (hispano/andino/negro). Pero además incluye los elementos culturales de herencia africana (mitos, supersticiones, religión yoruba y conocimiento de yerbas medicinales), con los cuales el sujeto afroperuano construye su propia identidad, enfrentando así la imposición de los valores de la clase dominante y el rechazo de una sociedad que lo margina. (“Malambo de Charún-Illescas: Narrar la diáspora en la novela afroperuana”, Revista del CESLA, N°. 9, 2006, pp. 149)

Lo que quisiera destacar en Malambo es que la apropiación de ese legado sigue la pista a las generaciones de mujeres – Candelaria, Altagracia Maravillas y Pancha, la joven yerbera – que establecen impensadas interrelaciones y entrecruces interétnicos – negro, indio, mestizo -. Las gestas míticas de Ochún y Yemaya remiten a poderes perdidos asociados a visiones que superan las dicotomías Humano/Naturaleza, las fronteras entre mundos y tiempos, entre formas de ser y sentir, todo lo cual se simbolizan en el agua, la corriente de los ríos, los ritmos del océano: las identidades que se reconstruyen eluden la fijeza y se reformulan en un constante fluir. El mundo colonial estructurado según el enfrentamiento del espacio virreinal de los blancos y el barrio pobre de los negros, llamado Malambo, se muestra en la novela no tanto separado por el río Rimac, sino más bien atravesado y conectado por “el Río Hablador”, por las corrientes no consideradas de pueblos, mundos y voces que susurran sus historias para quien las pueda oír, entre ellas, quizás las menos audibles, han sido las de las esclavas africanas y sus descendientes.