Relatos de las Amigas y en Conce
Por Emilia
Cada vez que acompañamos es una nueva experiencia, una nueva forma de entender las cosas, de compartir su dolor, sus vivencias, de empatizar con ella. Ante los diferentes contextos de desigualdad, clandestinidad y penalización las mujeres se resguardan en el silencio que muchas veces de transforma en culpa. En Chile los contextos varían, pero todas merecen tener autonomía, libres de violencias y cuestionamientos, libres de prejuicios, libres de hacer lo que se nos dé la gana.
Por eso es importante acompañar brindando seguridad, cuando estas seguras de lo que haces se libera la culpa, los miedos, los estigmas morales. Comienza el empoderamiento de tu cuerpo, darle la seguridad de que todo saldrá bien. Nuestro trabajo es persistir, darle confianza en ellas mismas, que se empoderen de su proceso. Muchas veces la presencia es distante, pero la complicidad nos une, nos ata, comprendiendo que la lucha es una sola y que estamos juntas.
Su historia es también parte nuestra historia y de nuestras vivencias. Nadie ha dicho que el proceso de ser acompañante ha sido fácil, cuesta entender a veces, en algunas ocasiones la situación me sobrepasa, pero a mí también me acompañan mis compañeras de la red, me contienen, me dan a conocer sus vivencias lo que hace que logre concientizar y entender que es parte del aprendizaje como acompañantes. De eso de trata, de nunca estar solas, siempre estar apapachadas.
Nuestro apoyo es incondicional, no juzga ni cuestiona. No hay causante que limite nuestro acompañar, todas las decisiones son válidas, al fin y al cabo, es ella quien decide y nosotras estamos con ellas, apoyándola. Estaremos juntas, compartiré tu dolor.
No se trata de un acto individualista, es volver a crear y confiar en ti, enfocarte en tu proceso, sanar tus miedos, darle autonomía a tu cuerpo al poder decidir, que nuestros códigos de libertad se hagan cómplices, que nuestro silencio se desprenda de la moral que nos gobierna.
Dejemos lo que nos hace mal, es un momento ideal para replantearnos nuestras vidas, nuestras decisiones. Abortemos la sociedad machista que nos envuelve, el amor romántico ante el cual nos apegamos, la culpa, el miedo y todo lo que nos haga daño. Soltar
Desde tiempos remotos que abortamos, pero no todas lo hemos hecho en las mismas condiciones. En Chile el aborto sigue siendo un cuestionamiento moral y forma parte de un tabú solo por estar en el margen de la clandestinidad, invisibilizando el proceso como algo parte de nosotras, porque, aunque la sociedad no lo quiera asumir, los abortos son un hecho, son más comunes de lo que creemos y son parte de nuestra historia en la lucha por recuperar nuestros derechos sexuales y reproductivos y nuestra capacidad de decisión sobre nuestras cuerpas.
Abortar es una realidad, dentro de toda la ilegalidad seguimos abortando en casa, con mi hermana, mi prima, mi mamá, mis amigas. Abortar es un acto personal al momento de decidir, una decisión política al momento de hacerlo y un acto revolucionario ante la opresión del sistema capitalista.
Relatos de las Amigas y en Conce
Por Marina
Acompañar mujeres y personas con capacidad de gestar en este sistema neoliberal y patriarcal a ratos es muy desolador, cuando te encuentras con que la mayoría de las mujeres y personas con capacidad de gestar, que buscan abortar están solas y que la criminalización y penalización instaurada a manos del cristianismo y la clase política se encuentra impregnada tan profundo en nuestra sangre, la mayoría de las mujeres no cuentan con el apoyo de su entorno cercano, ni menos del Estado, centros de salud públicos o privados. Afortunadamente a veces está la amiga que nos acompaña, en otros casos solo tienen a la mujer que les habla al otro lado del teléfono, si es que te logras contactar con alguna red feminista y segura, porque la mayoría de las mujeres que abortan, lo hacen sin información segura y a veces con métodos igualmente inseguros.
Lamentablemente para lxs “pro fetos”, las mujeres podemos parir y abortar, dos caras de una misma moneda imposible de separar. Por ello acompañarnos es todo un desafío, en las llamadas telefónicas nos acuerpamos, por lo general, muchas mujeres comienzan justificando su decisión, dejando entre ver la culpa que conlleva este proceso, también, tienen el sentir de estar solas, de no poder contar lo que les sucede, por eso es tan potente para ellas y para nosotras como acompañantes conversar sobre los sentires que genera este momento, por lo general les hago ver lo importante que es tomar una decisión por y para nosotras, sobre todo en este sistema donde siempre se nos exige que tomemos decisiones pensando en los demás, dejándose en último lugar siempre, y en el fondo, es una de las cosas que aflige a las mujeres que pasan por este proceso, sin embargo y al mismo tiempo están muy muy muy seguras de su decisión, por lo que después viene la rabia, el enojo con el sistema por invisibilizar este proceso que es tan natural.
Es tan sanador y emocionante poder conversar sobre como se sienten en este momento, o darles información acerca de las cosas que pueden o no pasar, los cuidados que tienen que tener para abortar, se nota que un poquito de información nos deja mucho más tranquilas. Es hermoso poder compartir nuestras experiencias o estrategias que utilizamos para sobrellevar este proceso tan natural pero tan criminalizado e invisibilizado.
Comencé a acompañar luego de haber pasado por un aborto clandestino, y a raíz de eso darme cuenta que esta era una problemática político, social y cultural. ¿Cómo es posible que se nos niegue la posibilidad de abortar en pleno 2020? Las personas con útero, tenemos la potencialidad de gestar, pero eso no quiere decir que nos veamos obligadas a maternar si no lo queremos (aunque la iglesia así lo quiera), la obligación huele a tortura, porque además tenemos la capacidad de sentipensar si queremos o si nos es posible criar dentro de nuestro contexto socioeconómico, me parece increíble tener que explicarlo en estos tiempos. Afortunadamente nos tenemos a nosotras, el apañe entre mujeres y al feminismo que nos abre los ojos a las luces de la lucha por ser quienes somos.
Relatos de las Amigas y en Conce
Esa desesperación
Esa ansiedad
Esa responsabilidad
Cada vez que me comunico con alguien que desea abortar, se contagian complicidades. Somos extrañxs, pero bastan segundos para expresar nuestros sentires y dolores, angustia y pena.
Ser cómplice
Ser amiga
Estar ahí cuando nadie quiere apoyarte, cuando todxs cuestionan tus motivos o no los entienden, apañarte cuando hay que esconderse, disponer del tiempo para escucharte, acompañarte, para calmar esas inseguridades. Estar ahí para ti.
Esconderse
Ocultarse
Abortar es un acto revolucionario porque nace de la apropiación de nuestro cuerpo y deseo, de no querer, de soltar, dejar de culpabilizarnos por nuestros actos.
Culpa
Censura
Acompañar es simpatizar y empatizar con otrxs. Cuidarlx, aconsejarlx, darle cariño en un momento en que piensa que todo se vino abajo o que no encuentra una salida, hacer algo incorrecto, tabú.
La maternidad es una acción impuesta sobre los cuerpos sexuados socializados como femeninos.
Ser madre
Obligación
Nos hacen creer que es nuestro destino, que luego de embarazarnos no hay solución. Cuando los contextos son tan diversos en causas y experiencias: abusos, relaciones consentidas, no consentidas, violaciones, dentro y fuera de una pareja, cuando el amor romántico expone todos sus demonios, encuentros casuales, trabajo sexual, entre millones de otras razones que no necesitan ser explicadas, porque no interesan las justificaciones ¿Quién soy yo para juzgarte? Lo que realmente interesa eres tú misma.
Opción
Decisión
Las mujeres y personas que no se reconocen como tal con capacidad de abortar debemos dejar de tener miedo, debemos dejar de abortar de manera insegura. Exigimos un aborto libre, seguro y gratuito, aunque tengamos todo en contra.
Seamos resistencia a este sistema de mierda.
Atentamente
Violeta