María Teresa Aedo Fuentes
A.- Inicios
La investigación acerca de cómo surge la expresión “ideología de género” y los itinerarios de su utilización por parte de sectores política y religiosamente conservadores de todo el mundo para desprestigiar a las teorías de género, movimientos feministas y de grupos LGBTIQ+ en favor de políticas públicas que reconozcan plenamente los derechos de las mujeres y de personas no heterosexuales, cuenta ya con una amplia y rigurosa bibliografía.
De acuerdo con Gloria Bermúdez (2021), “la estrategia política “anti-género” corresponde a un proceso de reacción […] que empieza en la década de los sesenta del siglo pasado cuando se cuestionan las bases del proyecto nacional colonial, cristiano, racista, heterocentrado y androcéntrico …” (31). Mara Viveros y Manuel Rodríguez Rondón (2017) destacan que en la década de los 90 se “marcó un punto de inflexión en el reconocimiento internacional de derechos relativos a la equidad de género y diversidad sexual” (119) dada la participación de organizaciones feministas que jugaron
un papel importante en las grandes conferencias internacionales, como la de Población y Desarrollo en el Cairo en 1994 y la [Conferencia Mundial sobre la Mujer] de Pekín en 1995, en las que el acceso a la salud sexual y reproductiva, así como el uso de la categoría “género” para explicar e intervenir la reproducción social de violencias y relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres cobraron relevancia en la agenda de organismos internacionales, como el sistema de Naciones Unidas, y regionales, como la Unión Europea o la Organización de Estados Americanos.
En países de Europa y las Américas ambas conferencias favorecieron moderadas, pero importantes transformaciones jurídicas e institucionales en las décadas siguientes, las cuales contaron con un respaldo diferenciado de organizaciones y movimientos sociales. El sexismo y la homofobia, en sus distintas expresiones, se convirtieron en problemas sociales que exigían la intervención estatal; proliferaron iniciativas legislativas que propendían por el reconocimiento de derechos que tocaban las esferas de la sexualidad y la reproducción; asimismo tuvo lugar una amplia producción de políticas públicas para afrontar las violencias contra mujeres y personas LGBTI. (119)
Frente a ello, “el Vaticano convocó decenas de “expertos” para armar una contraofensiva que reafirmara la doctrina católica y la naturalización de orden sexual” (Mena-López y Ramírez 2018, p. 23) y generó luego una serie de publicaciones académicas y documentos de la curia romana, para instalar la noción de – una supuesta – “ideología de género”, promovida inicialmente por el Vaticano bajo los pontificados de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, que pronto será apoyada por las iglesias evangélicas (Bermúdez 2021, p. 73), y articulará actores religiosos, partidos de derecha y sectores conservadores de la sociedad.
B.- Recurso de des-democratización
Las investigaciones realizadas en distintos continentes demuestran que se trata de campañas transnacionales y coinciden en identificar como objetivos de estas intervenciones anti-género la defensa no solo de un orden social tradicional, sino también de modelos político-económicos neoliberales que refuerzan las jerarquías de clases y la acumulación de riqueza en manos de las elites empresariales. No es en realidad una cruzada religiosa, sino una operación política[1]. Para Bermúdez (2021), se trata de una “estrategia política “anti-género” […] de reacción contra el quiebre del pacto de género y sexual patriarcal, heteronormado y neoliberal, que pretende revertir los cambios que están produciendo en la sociedad las luchas feministas y de las colectividades LGBTIQ+ […] liderada por los sectores más conservadores del cristianismo y la derecha …” (78). Bárcena (2021) reconstruye una genealogía de la “ideología de género” útil para la articulación de un neoconservadurismo global (130); mientras Vega (2019) observa que “En el actual avance conservador en América Latina, […] Con el aliento y protagonismo de movimientos afiliados al catolicismo y al evangelismo, las nuevas fuerzas de ultraderecha han tomado la religión como una plataforma y fuente de financiación desde la que impulsar proyectos políticos neoliberales” (79). En una mirada amplia y aguda, Arguedas (2020) apunta que la ofensiva trasnacional del fenómeno anti-género es parte de dinámicas de des-democratización, aunque “no implica, necesariamente, la suspensión de procedimientos formales de las democracias. Es más bien una erosión gradual del tejido democrático de la política que potencialmente transforma la arquitectura institucional de regímenes democráticos en simulacros” (6) que, al decir de Brown, resulta de un efecto combinado de neoliberalismo y repolitización del campo religioso.
C.- Desinformación y Falacias discursivas
Otro aspecto relevante es lo que se ha llamado las falacias discursivas en torno a la “ideología de género” (Mena-López y Ramírez 2018) o retórica anti-género (Bermúdez 2021), consistente en estrategias de “violencia simbólica” (Bárcenas (2021) y destrezas de des-información o manipulación sesgada de las teorías, conceptos y metodologías de análisis social referidas a género, y sus propuestas políticas de equidad y reconocimiento. Se difunden por circuitos académicos, medios de comunicación masiva y redes sociales (Meneses, 2019).
Con la invención de la “ideología de género” se pretende legitimar una visión esencialista y, por lo tanto, universal y abstracta de género como único eje válido de estructuración y ordenamiento social, atribuyendo a la naturaleza la asignación de roles e identidades culturales sobre la base de la diferencia biológico-anatómica de los sexos. Apelando a la ontología, la teología dogmática o la lectura parcial y ahistórica de la Biblia para fundamentar aquella interpretación de la diferencia sexual, se omite que la categoría de género es una herramienta de análisis de la realidad social en el marco de un enfoque teórico profundamente cuestionador de las relaciones de poder asimétricas entre hombres y mujeres establecidas por patrones culturales fijos. Estas relaciones jerárquicas justifican la desigualdad y la subordinación de las mujeres, así como la segregación de personas no heterosexuales y grupos inferiorizados – feminizados – por su condición de clase, etnia, edad u otra situación de desmedro frente al sujeto varón blanco de clases privilegiadas y heterosexual.
Las campañas contra la “ideología de género” desfiguran el sentido de las propuestas de equidad y diversidad de género afirmando que se trata de actos de imposición, totalitarismo, adoctrinamiento hacia la negación de las leyes naturales y la perversión sexual; por tanto, representan un peligro y grave amenaza de destrucción de la familia, destrucción del tejido social y negación de los derechos de las personas. Retóricamente, estos efectos se logran mediante las falacias de reducción al absurdo – la “ideología de género” niega el sexo y la naturaleza -; afirmación gratuita, sin mostrar ninguna evidencia – se atenta contra la integridad de la familia -; falacia preventiva o de proyección atribuyendo a otro las posturas propias – la “ideología de género” se impone como un pensamiento único -; la hiperbolización – se quiere destruir todo el entramado social y desaparecería la cultura-; la caricaturización o ridiculización – cualquier día un niño puede despertar y decir “me siento niña” -; enumeración de categorías no equivalentes – para la “ideología de género” todos los tipos de unión tienen el mismo valor social: el matrimonio, el concubinato, la zoofilia, la pornografía” (las dos últimas no son tipos de unión) -.
Las estrategias de agitación para sumar adherentes y levantar protestas masivas se fundan en tres ideas básicas: 1) producir un enemigo exterior y compacto – los movimientos “progénero”, el feminismo -, instalando la polarización; 2) establecer alianzas entre sectores religiosos y no religiosos en un frente amplio (Frente Social Cristiano, por ejemplo); y 3) propagar confusiones y pánico moral obnubilando la razón e infundiendo miedo y terror.
Contra lo que se afirma reiteradamente por los discursos anti-género, las teorías de género no niegan el sexo, sino que demuestran que los significados atribuidos a los cuerpos sexuados son construidos cultural e históricamente. Así, la manera en que cada generación dentro de una misma sociedad – por ejemplo, la de nuestros hijos e hijas respecto de nuestros abuelos y abuelas – entiende como propio del comportamiento de hombres y mujeres ha variado considerablemente, lo cual comprueba que género y sexualidad son siempre construidos a través de normas e instituciones y complejos procesos sociales que nos preceden y configuran. Defender la diversidad de género y formular políticas públicas para la igualdad y su reconocimiento como sujetos, es afirmar la complejidad humana y expandir la libertad política para las personas que buscan vivir su género o sexualidad diversa sin estigmas ni discriminación ni amenazas de violencia. La enseñanza de la igualdad de género y la diversidad sexual parte de la base que niños, niñas y adolescentes son sujetos pensantes e inteligentes, no hojas en blanco asimilados a objetos de propiedad privada como reclaman los postulados anti-género (Bermúdez, 2021, p. 75). Además, educar en género y diversidad alivia de cargas represivas las vivencias sexuales y afectivas privadas de expresión y de futuro (Butler 2019).
Convicciones
Quiero cerrar este breve repaso sobre los núcleos duros de las campañas anti-género con las reflexiones finales de Gloria Bermúdez en su artículo de abril de 2021:
Las disputas actuales por el género que se presentan en América Latina dejan en evidencia la fragilidad de la institucionalidad y la política pública de equidad de género, que puede ser reversada por los gobernantes de turno en su afán de ganarse el favor de una parte del electorado emergente como son los sectores religiosos conservadores. Justamente, esto muestra que la disputa política por el género involucra a todos los sectores populares, progresistas y liberales de la sociedad por defender en su totalidad los derechos humanos el reconocimiento que las desigualdades sociales son estructurales, históricas y sociales, la necesaria separación del Estado de la influencia religiosa, la urgencia de profundización de la democracia contra el avance de estos gobiernos autoritarios y el compromiso por mantener las luchas feministas para construir mundos nuevos. (78)
Referencias
– Arguedas, Gabriela. (2020). Políticas antigénero en América Latina – “ideología de género”, lo “postsecular”, el fundamentalismo neopentecostal y el neointegrismo católico: la vocación anti-democrática. Observatorio de Sexualidad y Política (SPW) http://www.sxpolitics.org
– Bárcenas, Karina. (2019). La violencia simbólica en el discurso sobre la ‘ideología de género’: una perspectiva desde la dominación simbólica a través del pánico moral y la posverdad. Intersticios sociales [online], (21), pp.125-150. Disponible en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-49642021000100125&lng=es&tlng=es
– Bermúdez, Gloria. (2021). La «ideología de género»: una estrategia política conservadora para reafirmar el patriarcado en América Latina. Disponible en https://www.researchgate.net/publication/350979597_La_ideologia_de_genero_una_estrategia_politica_conservadora_para_reafirmar_el_patriarcado_en_America_Latina
– Butler, Judith. (2019). El ataque contra la “ideología de género” debe parar. Disponible en https://sxpolitics.org/es/el-ataque-contra-la-ideologia-de-genero-debe-parar/4224
(Este artículo fue originalmente publicado en la sección cultural de la revista NewStatesman el 21 de enero de 2019 y esta traducción en la Revista Bordes cuenta con la autorización de la autora).
– Mena-López, Maricel y Ramírez, Fidel. (2018). Las falacias discursivas en torno a la ideología de género. Ex æquo, (37), pp. 19-31. DOI: https://doi.org/10.22355/exaequo.2018.37.02
– Meneses, Daniela. (2019). Con Mis Hijos No Te Metas: un estudio de discurso y poder en un grupo de Facebook peruano opuesto a la “ideología de género”. Anthropológica/Año XXXVII, (42), pp. 129-154. Disponible en https://doi.org/10.18800/anthropologica.201901.006
– Vega, Cristina. (2019). La “ideología de género” y sus destrezas. El reaccionarismo religioso frente a los feminismos en movimiento. En Gabbert, Karin y Lang, Miriam (eds.). ¿Cómo se sostiene la vida en América Latina? Feminismos y re-existencias en tiempos de oscuridad. Quito: Ediciones Abya-Yala, pp. 51-85. Disponible en https://www.researchgate.net/publication/334638782_Como_se_sostiene_la_vida_en_America_Latina_Feminismos_y_re-existencias_en_tiempos_de_oscuridad
– Viveros, Mara y Rodríguez, Manuel. (2017). Hacer y deshacer la ideología de género. Sexualidad, Salud y Sociedad – Revista Latinoamericana. (27), pp.118-127. Disponible en https://doi.org/10.1590/1984-6487.sess.2017.27.07.a
[1] Ver el sitio web del Observatorio Sexualidad y Política (SPW por sus siglas en inglés) https://sxpolitics.org/; en particular los resultados del proyecto de investigación Género y Política en América Latina (G&PAL) iniciado en 2018 y el material audiovisual de difusión en https://sxpolitics.org/GPAL/
Imagen: autoría desconocida.